INCONGRUENCIAS

Sí, lo reconozco, a pesar de mis casi 26 años aún me sigo preguntando qué quiero ser de mayor (triste pero cierto). A estas alturas de la vida, una ya tiene algunas respuestas, malo si no. Ya sé que voy a ser médico, más concretamente Hematóloga , eso si no voy al paro, ¡claro! , en cuyo caso seré MIR durante toda mi vida ( de residencia a residencia y tiro porque me toca). Pero hay aún muchas incógnitas por resolver...
Siempre, mejor dicho, casi siempre, he tenido bastante claro lo que esperaba de la vida. Quería una familia; un esposo guapo, bueno y trabajador, que me mimase como a una reina; unos cuantos churumbeles, cuatro o cinco (¡sí, qué pasa, tengo instintos de coneja!) que me dieran algún que otro quebradero de cabeza pero muchas, muchas, muchas alegrías. Quería una casa bonita, lo suficientemente grande para que cupiera mi familia, pero sin grandes ostentaciones. Quería un trabajo relativamente bien remunerado que me permitiera sentirme útil y al mismo tiempo disfrutar de mi familia. Quería una vida normal y corriente.
Sin embargo, hago balance ¿ y qué tengo? Tengo un trabajo, no demasiado mal remunerado ( a pesar de lo que diga algún que otro "agarrao"), pero que me absorbe hasta límites insospechados. Horario completo de 9 de la mañana a 9 de la noche, cuando salgo temprano. Del marido guapo , bueno y trabajador ni rastro. Mis relaciones últimamente no han superado la fecha límite de 2 semanas, y no porque los muchachos no merecieran la pena. A cada cual mejor, pero ... no sé soy incapaz de tener una relación estable. Y claro de eso se deduce que de churumbeles ná de ná ( más que nada porque en el fondo soy muy clásica y eso de niños sin marido...como que no es lo mío). ¿Y la casa bonita? De momento vivo en una de mis padres y al ritmo que suben los precios de los pisos me da que jamás tendré una casa propia.
Pero lo peor de todo es que no me disgusta mi vida. Me apasiona mi trabajo, de hecho mi conversación a día de hoy se limita a Linfomas, Leucemias, Mielomas , Trombosis y Aplasias. Disfruto como una enana con las guardias ( ¡quién me ha visto y quién me ve!) y me desvivo por mis pacientes. Mi soltería no me asusta y aunque reconozco que a veces echo en falta algo de estabilidad y que me jode hacer daño a los pobres infelices que se acercan demasiado a mí, la sensación de ser libre le da un toque interesante a la vida. Y los churumbeles... ¡cómo voy a traerlos al mundo si no tengo tiempo ni de parirlos!
De todo esto se deduce que de lo que se supone que quiero a lo que tengo, hay una gran diferencia y sin embargo... soy feliz. Curioso, muy curioso...