Haciendo caso (aunque sin saberlo) al último anónimo que me ha recomendado disfrutar más de la vida y dejar de lado mis "sueños" de cuentos de hadas, este fin de semana me he liado la manta a la cabeza y me he ido de casa rural y ¡ha sido genial!
El viernes nada más salir de trabajar cogimos las maletas y nos plantamos en
Oronz, un pueblito del Pirineo Navarro, en el valle de Salazar. Teníamos reservado un hostal, que encontramos por casualidad en Internet, el Hostal Salazar. Resultó ser super acogedor; los dueños gente majísima, los desayunos inmensos y riquísimos, y las cenas...puff, qué contaros de las cenas... no hay palabras para describir lo buena que estaba la comida.
El sábado, fuimos a pasar el día a la
selva de Irati. La idea era caminar unas horitas, hasta llegar al embalse de Irabia, comer allí y darnos la vuelta; en teoría, unos 8km de nada. El caso es que comenzamos a andar y como el paisaje era precioso, el tiempo ideal y estabámos descansados, no solo llegamos al embalse sino que lo rodeamos. Así contado no tiene mucho mérito, pero con deciros que fue un paseillo de unas 6 horas y pico, en el que durante un buen rato anduvimos perdidos sin saber hacia dónde ir y sin cobertura en los móviles... suena más emocionante, ¿verdad? Pues lo fue.
A la vuelta paramos en
Ochagavía, pueblo de cuento de hadas donde los haya. Parecía que de alguna ventana iba a asomarse la Bella, de la película de Disney y se nos iba a poner a cantar. Por suerte lo único que se asomó por la vantana fue una viejica que con mucho arte soltó "Qué chaqueta más bonita llevas!. Algo es algo.
Agotados nos fuimos de vuelta al hostal donde degustamos una riquísima cena y ¡al sobre!.
Esta mañana el plan era algo más aventurero. Nos tocaba la fábrica de armas de Orbaiceta. He disfrutado como una auténtica enana. Parecía una cabra, de arriba abajo, metiéndome por todos los recovecos posibles, toqueteandolo todo, incluido el riachuelo ( lo cual era bastante complejo, pero lo logré) y tirando piedrecitas por doquier ¡GENIAL, GENIAL, GENIAL!
Y ya de vuelta a Pamplona, pasamos por Roncesvalles, donde disfrutamos de una misa para peregrimos multicultural.
Prometo poner fotos para que veais lo muchísimo que he disfrutado, lo increiblemete bonito que es toda esa zona y para que os animeis que, como siempre digo, merece la pena.